Mis padres querían que yo naciera en mayo, pero, como a mí me gusta el frío, llegué en enero. Me aburrí desde el kinder hasta la preparatoria y no porque fueran fáciles (que lo fueron, no lo voy a negar), sino porque nunca tuve muchos amigos. Hice la carrera de matemáticas y tengo una maestría en economía; ahora estudio estadística convencida de que nada de esto me será útil en la vida. He vivido casada, divorciada, en amasiato y soltera (en estricto orden) esperando pacientemente el día en que sentiré el trueno. Escribo para no llorar, disfruto caminar con las manos en los bolsillos, leo poco y sin tiento, amo los días de lluvia, estoy decidida a que nadie me escuche tocando el violín y viajo con el único propósito de saber dónde estoy. Y todo porque, a final de cuentas, lo que mi mamá parió fue una niña solitaria.
3 comentarios:
Gran cosa, yo también.
Cuando la nena era chica le mordia la panza(con suavidad). creo que todavia puedo hacerlo a riesgo de perder un ojo...
Créeme, no son sus ojos los que deben preocuparle.
Publicar un comentario