miércoles, junio 20, 2007

Auxilio

Veo nubes de puntos, las sueño, vivo con ellas. Se dispersan si las miro fijamente, pero apenas vuelvo el rostro se alinean, forman grupos, me atormentan.

lunes, junio 18, 2007

Veamos qué me salió a mí

Después de darle algunas vueltas en la cabeza, por fin tomé la estafeta. Aquí está la crema y nata de todas las categorías propuestas.

Reparto de película de ensueño. Me encantaría ver Millenium, nuestro bizarro juego de rol, en la pantalla. Vigo Mortensen como el mago, Angelina Jolie como la hechicera, Pierce Brosnan como el ladrón, Patrick Dempsey como el Hombre Araña y el Depredador como él mismo (sí, los teníamos a ambos), Woody Allen como nuestro patiño cómico, Kevin Spacey como el malo malo y, en el mejor papel, Cate Blanchet como la desterrada heredera del reino con Sean Connery como su tutor y maestro.
O de perdis, si andamos cortos de presupuesto, las aventuras de la tripulación de aquella nave espacial que huye de Java de Hut porque no tienen para pagarle lo de las pizzas y se niegan a chambear de repartidores. Eso sí, que no salga Jessica Lange por ningún lado porque me da miedo.

Banda de rock de ensueño. Juntemos a Anónimo de Café Tacuba, a Adrián Dargelous de los Babasónicos, al líder de la Bersuit, al barboncito de Les Luthiers (¿?), a la voz aguardientosa de La Casta y a Cerati. Que se suban todos a un escenario y se hagan bolas. Va a ser tan divertido que lo que hagan en realidad no me importa. Ah, y que el resto de los Babas entre de vez en cuando a conectar un cable o a ajustar algún micrófono porque el atractivo visual nunca está de más.

Amante de ensueño. Aquel que sea ardorosamente gentil, que se pierda en mis ojos y en mi piel para amarme y haga que yo, por una vez, deje de pensar.

Proyecto de ensueño. Un rancho en la sierra veracruzana con vaquitas lecheras, cerditos y un invernadero hidropónico para tener fresas, pequeñas, rojas, dulces y frescas todo el año. Enclavado en un sitio verde y húmedo, cubierto de neblina y alejado del mundanal ruido.

Carrera alternativa de ensueño. Asesina a sueldo. En expectación constante sembrando temor, admiración y respeto a mi paso, siendo siempre mi expresión más pulida, mi versión más refinada, lista y alerta a la espera de un adversario que me lleve al límite en una contienda memorable y me haga sentir que la muerte puede llegar a ser digna de mí. ¡Éntrale, papá!

Puente de ensueño. Caminar entre el bosque el día entero y acampar en medio de una noche estrellada. Antes de dormir, contar historias de fantasías, terror y tiempos pasados en derredor de una fogata y con una taza de chocolate de agua en la mano. A la mañana siguiente bajar por un río que desemboque en el mar, entrar a una pequeña casita en la playa, tomar un largo baño de tina para después ver la puesta de sol en sus brazos.

Casa de ensueño. Una cabaña de techos bajos y ventanas pequeñas, con mis libros, cojines para el gato, una cocina con un horno, un buen sillón y un tragaluz para ver las estrellas antes de dormir. En medio de mi rancho, por supuesto.

Gastronomía de ensueño. La de las mujeres de mi casa. El entomatado de mi tía Juanita, los frijoles de mi tía Carmen, las tortitas de jamón de mi tía Edith, el pipián de mi abuelita, las pechugas empanizadas de mi madrina Avelina, los chiles rellenos de mi tía Berta, las teleras calientes de mi abue Porfi, la morisqueta de mi tía Alicia, el frito de Juanita, los huevos revueltos de Alma y las tortas de pierna al horno de mi mamá, con harta mayonesa, aguacate y chiles en vinagre de los que ella misma hace dentro, espagueti blanco y ensalada de manzana a un lado. Incluyo, como mención honorífica, porque él no es vieja, los chilaquiles de mi tío Jaime.

Día libre de ensueño. Leer en la sala de la casa de Barragán, sabiendo que el loco mundo está rodando allá afuera sin que yo lo necesite.

Mi dream team de contestación, gente sin blog, para variar: Mi carnal y los Pelas. Pásenle y dejen sus respuestas como comentario. Los que tienen blog, sigan sus instintos. Los demás no se agüiten, éntrenle también.

domingo, junio 17, 2007

Calzada de Gaudalupe esquina con Aluminio

Pasé a dejar mi corazón. Me lo entregan la semana entrante. Va a quedar como nuevo.

sábado, junio 16, 2007

Yo creo que es cierto

Soy un buen usuario de mi tiempo y mi circunstancia.

viernes, junio 15, 2007

Sino y fatalidad

Hitler es el ejemplo más trillado acerca del destino. Su sino era vivir como un modesto decorador de interiores, su fatalidad es conocida por todos. Ya muchos habrán hablado acerca de todo esto. Yo solo quiero hacer notar que este ejemplo también apunta hacia una verdad insoslayable: El sino no tiene porqué ser grandilocuente. Podemos estarlo viviendo en un día cualquiera, yendo al trabajo de siempre, estudiando para un examen, comprando comida para llevar a casa. Quizá esas cosas simples sean la mejor expresión de nosotros mismos, quizá sólo eso sea lo que estamos llamados a ser. Quizá la única razón por la que estamos aquí sea para asegurar que el mundo gire, impasible, imperturbable, para que así todos podamos ver el sol a la mañana siguiente. Quizá a nosotros nos corresponda olvidarnos de nuestras ilusiones juveniles, de nuestros sueños de grandeza, de esas frases ya ni siquiera amargas que empiezan con un “yo quería ser...”.

¿Cómo saber si estamos en el camino correcto? ¿Cuándo debemos dejar de esforzarnos, de tratar? ¿Cuándo podemos decir “Sí, esto es lo mejor que yo puedo ser”? Yo creo que no hay manera. Ni la satisfacción ni la alegría me parecen una señal definitiva de que hemos acertado. Dormir tranquilos tampoco indica nada. A veces el dolor, la soledad o la angustia podrían estarnos diciendo que lo hacemos mejor. No tener todo lo que deseamos también puede ser una señal de que estamos cerca. Quién sabe.

Entonces, ¿qué hacer? ¿Nada? Se me ocurre una cosa: Vivir cada cosa que nos toca. Reir hasta que la cabeza duela, llorar hasta que nuestros ojos se sequen, abrazar si se tienen ganas, sentir rabia hasta que todo se vea negro, lamentarse, dolerse, caer y cuando todo pase levantarnos de nuevo y seguir. Pero sobre todo, sobre todo, amar hasta quedarnos vacíos.

Por lo menos eso voy a hacer yo.

miércoles, junio 13, 2007

Sin salida

Lo mejor de ti ya lo obtuve, lo mejor de mí no lo quieres.

lunes, junio 11, 2007

Cuzco II

Después de la genial visita a Macchu Picchu y el emocionante partido del Cienciano quedaba mucho por ver en los alrededores de Cuzco. El 24 de diciembre fue un día bastante movido. Primero fuimos al mercado de Pisac. Las artesanías de ahí son excelentes, pero disfruté más la parte común del mercado donde la gente del pueblo estaba haciendo sus compras para la cena de esa noche. Después fuimos a las ruinas de Ollantaytambo y por último pasamos a visitar la iglesia de un pequeño poblado. En el inter comimos en un bufet de comida típica peruana. Me gustó el ceviche aunque el cuy no tanto. Mi plato favorito y por mucho fue el carpaccio de llama. Carne suave, roja, con apenas un poco de aceite. Excelente. El sabor de las cosas comunes (arroz, verduras, pan, alubias) era muy distinto a lo que yo esperaba. Su aspecto no era diferente de lo que hubiera podido ver aquí en casa, pero su sazón les daba una nota singular.

Ese día cené con unas amigas venezolanas que conocí en el camino y la pasamos bien. Después yo estuve deambulando por la Plaza de Armas, pensando en lo que mi familia, mis amigos y la gente que yo conocía estarían haciendo y en lo lejos que yo estaba de todo eso, hasta que el frío me obligó a guarecerme. A esas horas de la madrugada la gente ya estaba haciendo fogatas con la basura que la vendimia de Nochebuena había dejado en las calles. Me acerqué a algunas de ellas mientras caminaba hacia el hotel, pero el fuego no me dió ninguna sensación de calor.

A la mañana siguiente la ciudad parecía desierta. Todo el bullicio y la exitación de la noche anterior habían desaparecido. Caminé por calles dormidas hasta bien entrada la tarde y después no hallé qué más hacer en ese, mi último día en Perú.

Pero, por favor, vean las imágenes.

domingo, junio 10, 2007

Nunca me había subido a una moto

Y con lo puntual que es este chico, parece que no lo voy a volver a hacer.

miércoles, junio 06, 2007

Quién lo dijera...

Si me dejo guiar por el buen tino de los vendedores ambulantes, hoy es día de las mulitas. En la secundaria tuve un novio (el primero) al que le decían así, mula. No porque fuera mala persona, sino por su bien marcada barbilla. Ese noviazgo tuvo de todo: celos, romance, intriga y dramas al por mayor. Pese a que sólo duró una semana sus repercusiones me siguieron por años.

Pero vamos por partes. Al chico en cuestión me lo presentó mi mejor amiga de ese entonces y por un tiempo jalábamos para todos lados mi amiga, su amigo, él y yo. A ella siempre le daba mucho gusto verlo, pero decía que sólo era porque se conocían desde niños aunque yo siempre creí que al que le daba gusto ver era al amigo. Así que cuando él me pidió que fuéramos novios (nunca he vuelto a ver a nadie con semejante sonrojo en toda mi vida) no vi ningún problema en aceptar. Era muy lindo conmigo. Iba a buscarme al taller de dibujo para ayudarme con mis cosas, me invitaba golosinas en el receso, me acompañaba a tomar la combi. Uno de esos días (no sé cuál, sólo recuerdo que yo iba de shorts porque había tenido Educación Física), cuando nos estábamos despidiendo, lo noté más sonriente de lo normal. Se me quedó mirando y luego, sorpresivamente, me plantó un beso en la mejilla y se echó a correr. Al otro día me regaló un casete con varias canciones de los Beatles. Todo era perfecto hasta que llegó el fin de semana, la separación me zafó un tornillo y lo corté por teléfono. Hizo el drama de nuestras vidas, me pidió explicaciones que no pude darle y hasta su hermana me reclamó por lo mala onda que me vi. Pero ni así cambié de opinión. Ni modo.

Tan imersa había estado yo en mi fugaz idilio que no me había dado cuenta que mi amiga me veía con ojos de pistola, porque mi ahora ex-novio era el verdadero objeto de su afecto. Se puso feliz en cuanto supo de nuestro rompimiento y corrió a ofrecerle consuelo, pero se dio en la pared porque mi ex andaba tan enojado que no quería saber nada de nadie. Eso la enojó más y de plano dejó de hablarme. Esperó un tiempo y volvió a intentarlo, pero él siguió sin hacerle caso. Eso la enfureció completamente y empezó a hacer labor en mi contra: ley del hielo. Yo de por sí no hablaba con muchas mujeres en mi salón, casi solo con hombres, y mi ahora también ex-amiga al revés. No obstante su poca influencia con el sexo masculino (y no lo digo por su nulo éxito con mi ex-novio), utilizó una estrategia que hasta la fecha no deja de impresionarme por su precocidad. Ubicó a las novias de mis amigos, se las echó a la bolsa y a través de ellas consiguió que ellos dejaran de hablarme. Todo este relajo (conocer a mi ex, andar con él, cortarlo y demás) había empezado con el año escolar; para Día de Muertos no conseguí que ningún equipo me aceptara para la representación de Don Juan Tenorio de la clase de español, sin contar con que en laboratorio tenía que aventarme los experimentos yo sola y que en los partidos de voleibol mi equipo siempre perdía porque mis compañeras dirigían todos los saques a mi espalda. Así me llevé todo el segundo año de la secundaria...

Imagino que mi ex-amiga estaba feliz con los resultados obtenidos. En efecto, nadie en mi salón me hablaba. Tan feliz debe haber estado que ni le dolió que mi ex se consiguiera otra novia; hasta eran las mejores amigas. Lo inesperado de todo el asunto fue que al año siguiente, cuando me presenté para dirigir la sociedad de alumnos, gané por aplastante mayoría (94% de los votos a mi favor) porque yo me había puesto a hablar con gente de otros salones, hombres y mujeres de todos los grados. Y por si fuera poco, en aquel entonces yo andaba con un chico guapísimo de bachilleres que había conocido el año anterior cuando él todavía estaba en tercero. Y sí, las consecuencias de todo eso me siguieron por años, porque todavía en la preparatoria estuve con muchos de los amigos que hice en aquel entonces.

martes, junio 05, 2007

Macch Picchu

El 23 de diciembre visité la ciudadela sagrada de Macchu Picchu, lugar de gran valor estratégico para el imperio inca donde concentraban y esparcían su filosofía y su cultura. Albergaba sacerdotes, científicos y futuros regentes. Los descendientes de las familias reales sojuzgadas eran llevadas ahí para ser adoctrinados con el fin de que al volver a sus sitios de origen gobernaran con un espíritu apegado al imperio. Tal era su valor que durante la Conquista , los incas comprometieron la huida de la familia real y del grueso del ejército llevándolos por lugares que los hacían más vulnerables a los españoles con el fin de alejarse de la ciudad y no revelar la ubicación de Macchu Picchu.

Mi visita fue estúpidamente corta, pero no me quejo. Entre el recorrido en tren, los desórdenes administrativos y la aglomeración general, debo haber estado dentro de la ciudad unas cuatro horas en total. Suficiente para quedar maravillado, bastante para atesorar en la memoria. No verán muchas fotografías porque a mitad del recorrido me quedé sin pila; hecho que agradecí desde ese mismo día porque pude apreciar el resto con mayor atención.

sábado, junio 02, 2007

Estoy desvelada

Recién ayer nos vimos las caras de otra forma, como adultos quizá (¿?). En nuestro encuentro anterior tuvimos un indicio, pero la gran diferencia es que aquel fue obra de la casualidad, un poco por no dejar pasar la ocasión; mientras que lo de anoche fue planeado por nosotros mismos. (Eso de planeado es un eufemismo, porque demasiadas cosas no salieron como hubiéramos querido, precisamente por no haber pensado en ellas.)

A todos los conozco desde que nacieron, gajes de ser la mayor. Con ellas pasé muchísimos de mis veranos de infancia, jugando, cambiándonos ropa, hablando hasta por los codos. A ellos los cuidé cuando sus padres no estaban, les lavé las heridas, les bajé los berrinches. Con el tiempo las cosas necesariamente cambiaron y nos vimos menos; porque ya no siempre acompañábamos a nuestros padres, por ejemplo.

Es tan extraño descubrirnos ahora con pensamientos, manías y planes tan distintos a los de nuestra niñez. Ahora todos trabajamos, tenemos vicios, relaciones de pareja, preocupaciones monetarias. Es extraño notar todo eso de repente, pero eso se debe a que por nuestra relación no había pasado el tiempo. Cierto es que no habíamos dejado de querernos, pero un cariño puede llegar a implicar muy poco si no se le fomenta activamente y si no se hace algo por saber quién es el otro. Por lo pronto ya dimos el primer paso para alejarnos de la inercia meramente familiar y acercarnos verdaderamente. Es bueno haber empezado con algo de baile y vodka. Veremos que se nos ocurre a mis primos y a mí para la siguiente ocasión.