En vista de que el primer día del 2007 no habría manera de moverme de Sucre, me dispuse a explorar los alrededores. El 31 de diciembre fue domingo, día de tianguis en Tarabuco, un pueblo cercano a la capital constitucional. Allí pasé casi todo el día.
El tamaño del lugar, sus calles, su movimiento efervescente y recatado, como de esa gente que corre en pequeños pasos o se ríe con pena cubriéndose la boca, me recordaron ligeramenta a Alcozauca, el pueblo de mi madre. En mi nostalgia incluso encontraba semejanzas entre el acento de los bolivianos y el de los habitantes de la montaña de Guerrero. "Nada más falso", me decía.
Tarabuco tiene una pequeña plaza frente a la iglesia y en esas aceras se desparraman puestos callejeros que venden desde zapatos para niños hasta machetes, pasando por remedios caseros y algunas curiosidades. Después de caminar me compré un helado y me senté en una banca. Desde ahí vi como unos novios salían de la iglesia, conté cuántos perros traían un trapo rojo en el cuello y despaché amablemente a más de un pedigüeño antes de regresar a Sucre.
Fue bonito el lugar.
martes, diciembre 18, 2007
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2 comentarios:
Ese dia yo pensaba en Raymundo, Emmanuel y sobre decirle a mi familia que soy gay(como es bien sabido no le dije mas que a mi prima).
Alguna vez me entere que hablarle a la madre cuando uno se siente nostalgico, ayuda a no sentirse tanto o al menos no de una manera negativa...
Me gustaria ver un mercado asi, y no los que tenemos aca, de alguna manera un tianguis sudamericano se oye mas interesante y folklorico que uno de un pueblo de por aca.
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"Primo Ego"
Yo llamo a mi madre cuando me siento mal, triste tal vez. Para la nostalgia prefiero no acercarme al teléfono, terminaría cayendo otra vez en el vacío.
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