Dicen los lectores de Gracielita que los hombres y las mujeres somos parecidos aunque pretendemos ocultarlo. Aunque yo hubiera votado por "diferentes pero complementarios" es posible que las masas hayan tenido razón esta vez. Quizá sea cierto que somos semejante, solo hay que saber darnos cuenta en qué.
Un ejemplo. Es universalmente sabido que los hombres no tienen objeciones en contra del sexo en la primera cita. De hecho no suelen tener objeciones en contra del sexo bajo ninguna circunstancia. Les parece que el sexo debiera darse más a menudo y hacen todo lo posible porque así sea. Recurren a cualquier estrategia con tal de salirse con la suya. De hecho, si pudieran brincarse el asunto de las atenciones iniciales serían más felices. No entienden porqué las mujeres son tan remilgosas al respecto y suelen tachar de mojigatas y pesadas a aquellas que resisten sus ataques, aunque suelen escoger de entre éstas a la afortunada con la que compartirán sus días.
Las mujeres tenemos exactamente la misma actitud: no tenemos objeción alguna en contra de la galantería en la primera cita. Tampoco la tenemos en contra de la galantería practicada bajo cualquier circunstancia y hacemos muchas cosas para alcanzar nuestro objetivo. Si pudiéramos obviar las cuestiones físicas y quedarnos únicamente con las gentilezas y la caballerosidad, lo haríamos. Con ellos nos unimos en la ignorancia: no tenemos idea porqué los hombres se niegan de forma tan reiterada a negarnos ese placer. También es cierto que preferimos, por sobre todos, a los hombres que no nos colman de atenciones. Siempre dirigimos nuestra mirada hacia aquellos que no se nos rinden aunque de los califiquemos de patanes y groseros.
Con la infidelidad pasa otro tanto. Las mujeres no entendemos esa manía masculina de andar acostándose con otras mujeres que no son la suya. Sin embargo, si nosotras pudiéramos estar con hombres que fueran amables, corteses, obsequiosos y considerados sin tener que acostarnos con ellos seguramente lo haríamos y nos parecería perfectamente comprensible. También presumiríamos con las amigas ese tipo de andanzas, nos jactaríamos entre nosotras de usarlos y olvidarlos sin más. Controlaríamos fácilmente nuestros remordimientos al recordar todo el placer obtenido y nuestros escrúpulos irían a menos.
Ahora, chicas, si una vez dada esta perspectiva se consideran estafadas por no hallar hombres que abran la puerta mientras que ellos sí encuentran mujeres que se suban la falda, piensen dos veces y díganme quién tiene la maldita culpa.
(Suspiro.)
Es cierto, somos muy parecidos. Para descubrirlo sólo basta entender que los hombres sienten satisfacción viendo pornografía, pero las mujeres la experimentan leyendo a Corín Tellado.
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4 comentarios:
Más parecidos de lo que parece. Hoy hubo un nuevo capítulo en mi terrible historia. La mejor opción es irme a la casa del amigo M, o ceder ante la tentación con S (el chico "ese", jojo).
Lo malo es cuando quieres una vocal.
Te quiero.
Ayer querían una vocal, pero nada. Somos escurridizas.
Pero Corín Tellado prácticamente califica como soft-porno, ¿no?
No sé, una muy buena amiga mía decía orgullosamente que ella le había puesto el cuerno a todos sus novios. Se jactaba de que ella estaba por encima de las galanterías y que sólo le interesabe el placer físico. Sin embargo, cuando las cosas se empezaron a poner serias con su free en turno, ella comenzó a pedirle que fuera más atento y detallista.
Claro, nadie puede acusarme de darme cuenta de lo que pasa. Finalmente me sigo leyendo capítulos que todavía no estaban listos para revisar y olvido mandar mensajes previamente acordados.
Beso enorme.
En efecto, es porno. Pero ustedes la disfrutan tanto como nosotras gozamos con la contraportada de "El Metro".
Diferencias abismales, si las hay...
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