Si hay algo difícil en esta vida es llamar a las cosas por su nombre, a las situaciones, a los sentimientos, a nuestros deseos. Tenemos tan larga y vasta experiencia ocultándonos de nosotros mismos que escarbar es esa montaña de verdades a medias que hemos puesto sobre nosotros es difícil y, en muchos casos, doloroso.
Me considero una experta en la materia, me miento con mucha facilidad. Me es fácil urdir una trama que me justifique, que me redima. Empezó como una técnica de supervivencia que se volvió vicio, necesidad. Ahora que lo he notado me debato entre la realidad y mis construcciones interiores, que, para mi fortuna, no siempre se contradicen.
Quizá debiera dejar las cosas como están, pero en mis fantasías sólo estoy yo, no puede acompañarme nadie más.
jueves, julio 12, 2007
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3 comentarios:
En mis fantasías existe medio mundo. A veces incluso mundo y medio. E incluso dos mundos. Es lo bueno de las fantasías.
A veces pienso que vivo en una tierra de fantasía. Entonces me doy cuenta que es alguien que está fumando porros junto a mí. Se pone uno cada pasón, hermana, cada pasonsote...
Un abrazo.
Pues yo conozco a un hombre solitario. Muy solitario. Y por gusto. Es mi compadre V aquí presente, a quien a sus 30 años le importa más bien poco el resto de la humanidad mientras siga teniendo acceso a internet. Así que no te quejes, Grimalkin, que siempre hay alguien peor.
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