viernes, mayo 25, 2007

Por fin ¡fotos!

Antes de contarles como estuvo el viaje a través de las tan esperadas fotos del mismo, siento la necesidad de ahondar un poco sobre los motivos que me llevaron a hacerlo. ¿Por qué me fui?, ¿por qué decidí hacer un viaje de esta naturaleza? No me digan que esto se le ocurre a cualquiera, que es lo primero que todos pensamos ante la perspectiva de tiempo y dinero en suficiencia, que es la cosa más natural. Honestamente no creo nada de eso, aunque tampoco me siento descubridora del hilo negro. Porque la variedad de deseos que podemos tener es tan vasta que ésta es solo una gota en el océano, por lo que la probabilidad de que dicha gota se nos meta por la nariz es en realidad cero.

Las explicaciones de que los viajes son del gusto de todos, que son buenos en sí mismos o que “ilustran” son insatisfactorias de modo evidente. Porque, aceptémoslo, los viajes pueden ser incómodos. Dos meses durmiendo en una cama que no es la propia puede ser una idea desagradable para más de uno, estar lejos por tanto tiempo de la gente o las cosas que conoces y quieres puede ser insoportable para otros, encontrarte en soledad y únicamente contigo mismo por un período tan largo puede ser motivo de delirio para casi todos. No, no es tan simple dar una respuesta.

Tan es así que ni yo misma sabía porqué lo hacía en el momento de irme. Solo sabía que quería hacerlo. Claro que el atractivo propio de la experiencia idealizada (ver montones de lugares, conocer gente, comer rico, descansar a mis anchas) me parecía motivo suficiente. Pero ahora me doy cuenta que el principal motor detrás de todo era librarme del aburrimiento. No recuerdo con gran detalle las larguísimas vacaciones que tuve cuando estudié la universidad, la idea es demasiada vaga. No sé, por ejemplo, si iba y venía de Cuautla, si iba allá y luego me quedaba aquí o si iba a algún otro lugar. Tampo tengo idea qué hacía en ellas. Lo que sí es claro es la sensación de tedio que inmediatamente les asocio. Las semanas se escurrían lentas y anodinas, todas iguales. Lo que me entretenía un día se volvía insípido al siguiente y la búsqueda de novedades se hacía cada vez más frustrante. Los horas pasaban sin que yo pudiera disfrutar siquiera el extraño placer de que el cerebro se me escurriera por las orejas por el simple hecho de no usarlo. Porque yo no sé estar sin hacer nada, no me gusta hacer cualquier cosa y, para colmo, tampoco sé hacer cosas solo porque sí. r dice que estar conmigo a veces le recuerda a tratar de estar con un grupo de niños pequeños a los que hay que entretener. Y él es un experto en la materia...

Así que la perspectiva de pasar por eso otra vez, ahora que volví a la escuela, me hizo arañar las paredes buscando una salida y esa salida fue este viaje. Podrá parecer un motivo poco romántico, nada caballeresco, pero si éstas son las inspiraciones que me va a dar el aburrimiento, bienvenidas sean.

Una vez con la inquietud sembrada empecé a darle forma. No mucha en realidad. Cada vez que me ponía a buscar en la red sitios interesantes, lugares donde hospedarme o precios de autobuses empezaba a darme vértigo. La cantidad de información a que se tiene acceso es impresionante y la confiabilidad de la misma, apenas media si se la ve con optimismo. Decidí quedarme solo con datos de primera mano: la de personas que habían ido allá o la de quienes viven ahí. Compré los boletos de avión a La Paz, le confirmé a Katty que iría y me senté a esperar el 17 de diciembre. Nada más. Había decidido saltar sin red de protección, abrir brecha sin brújula a la mano, navegar sin instrumentos. Y funcionó. Creo que ese fue el mejor ingrediente de todos.

Me han preguntado otras cosas, ¿por qué a Sudamérica? , ¿por qué viajar sola? Lo primero es combinación de varios factores. Uno muy importante fue el apoyo de Katty, su hospitalidad manifiesta. Desde que le hablé al respecto me ofreció no solo su casa, también me brindó su tiempo y su solidaridad. Me consiguió datos, contactos, información, me dió ánimo en todos los sentidos. Saber que la primera escala del viaje sería con ella me daba la confianza de una toma de contacto suave. Otro factor en mi decisión era el hecho de saber quiénes están a mi alrededor. Quería conocer, aunque fuera de forma mínima, cómo es el conjunto al que pertenezco, hasta dónde se extiende esta tierra que piso. Si no llegar a saber qué es esto que llamamos Latinoamérica, por lo menos ver quiénes viven en ella, qué cielo miran, qué aire respiran, con qué sol se levantan. La segunda pregunta se contesta fácil: porque no le pedí a nadie que fuera conmigo.

Pero basta de cháchara. Ahora viene lo que todos queremos. ¡Fotos!,¡fotos!

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Excelente, mon amie! Qué padres fotos, la verdad. Estaremos al pendiente de la publicación de las demás, por supuesto. Y siempre es un riesgo pedirle a alguien que te saque una foto, la verdad es que nunca quedan como a uno le hubiera gustado.

Cuídate mucho y ánimo, que todo vaya excelentemente. Te mando un muy fuerte abrazo.

Gracielita. dijo...

Están bellísimas las fotos, sabes que me encantaron. Sabes que sigo disponible para ayudarte a subir las próximas.

.....pero: ¿por qué no le pediste a nadie que te acompañara?

(Eres una tramposita, jiji, pero aún así, te agradecemos el esfuerzo de despertarte hoy tan temprano para publicar tus fotitos =P)

Besosss!

Grimalkin dijo...

Darth Tradd:
Qué bueno que te están gustando. Mi queridísimo staff y yo seguimos trabajando para mostrarles más imágenes.
Un beso hasta donde estés.

Grace:
Pero todo mundo sabe que soy la persona más madrugadora del mundo, peque.
¿Que por qué no le pedí a nadie que me acompañara? Para no arriesgarme a que me dijeran que sí :)

Anónimo dijo...

Siempre me sorprendes, somos capricornios, sólo dos días es la diferencia de nuestros cumpleaños y sólo dos años separan nuestras edades. Y no me parezco nada a ti y tú nada a mí, admiro tu inteligencia, tu ternura escondida y ese humor que a veces me desbalancea. Mientras yo estoy pensando como lucir mis nuevos tacones tú me explicas algún termino científico de cualquier cosa y entonces sólo puedo decir qué onda?....

y sin embargo sé que a ambas nos gusta mirar las estrellas y somos unas románticas empedernidas (aunque no nos gusta que se sepa), además tú gato se empeña en ser mi amigo... Pinche José

Jajajaja y todo esto pa decirte, que te quiero y entiendo, que pa mí viajar no sólo es porque es "rechido" y estar in, y tener muchas fotitos en diferentes escenarios, que bueno que te atreviste y gracias por compartirlo....

Grimalkin dijo...

Liz:
Yo pensaba en ti cuando me sentía sola, tus correos y comentarios siempre me levantaban el ánimo. Para mí ha sido fundamental tenerte a mí lado. Esas diferencias de las que hablas enriquecen mi vida y acrecentan mi cariño hacia mí.
José y yo siempre te estaremos agradecidos ;)