jueves, mayo 24, 2007

Nostalgia

Después de mucho tiempo volví a entrar al Auditorio de Ciencias. Cuántos cambios. Ahora se llama Auditorio Alberto Barajas Celis. Cuando yo estudiaba era solo el auditorio. Así, con minúsculas. Tenía unas incómodísimas bancas de madera que soporté durante horas viendo películas los jueves y en los maratones de cine y que eran mi mejor pretexto para no asistir a las asambleas. También era helado ese lugar. Cuando llegábamos al ensayo los sábados por la mañana a veces nos frotábamos las manos, sin importar si era verano allá afuera. Las paredes eran de un rojo oscuro, como ladrillo sucio, y el escenario estaba flanqueado por un par de murales en la mejor tradición sesentera. A la derecha Marx y Lenin nos observavan severos. A la izquierda podíamos ver a los obreros luchando por los derechos del proletariado. Inspirador... El escenario no era grande, por lo mismo era divertido acomodar a 12 actores en la misma escena. Solo teníamos que bajar las mesas, desaparecer las sillas y empujar el piano al rincón. Por su puesto teníamos telón. Era espléndido estar ahí arriba, actuando. Montamos varias obras y dábamos dos funciones en viernes. Al sábado siguiente nos descuartizábamos, consolábamos o nos felicitábamos unos a otros. Por casi cuatro años fui al auditorio casi todos los sábados a los ensayos y casi todos los jueves al cine. También escuché conferencias y conciertos. Nunca olvidaré a mi cuate Carlitos bailando con Aurora y la Academia...

Después me fui alejando, primero del teatro, después de la Fac y por último de Ciudad Universitaria. Pero hoy, voy a la función de medio día del Cine Club Ciencias y me encuentro con paredes color salmón, diría mi abuelita, butacas acojinadas, pantallas planas a los costados del ahora muy reducido escenario y unas políticamente correctas cortinas sobre (espero) los viejos murales. Cuántos cambios, en verdad. Cuántos cambios.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Butacas acojinadas! Sacrílego, digo yo.

Gracielita. dijo...

Quedó bien bonito mi comentario de ayer, lamentablemente no se publicó.

Sí, en realidad los cambios son siempre así. Pero: ¿Has pensado que esas butacas acojinadas y paredes color salmón causarán lo mismo en otras generaciones y cuando sean cambiadas alguien dirá que las extraña?

¡Bueno, te quiero moltìssisimo!

Grimalkin dijo...

r: Pero qué le vamos a hacer... (suspiro)

Grace: Tienes razón, peque. De la misma manera me pregunto qué estaremos diciendo tú y yo que dentro de algunos años alguién diga: "como diría mi abuelita...". Brrr, me dió escalofrío.

Gracielita. dijo...

¡Oye! Tienes razón, eso no lo había pensado, te imaginas a alguien diciendo, pues como diría mi abuelita Adriana, "es Reee-tonto"

¡Te quiero mucho!