Supongo que había mejores maneras de decir lo que sentía, otros medios, otras palabras, otros momentos, pero no pude esperar más. Me metí en la cama buscando el consuelo del sueño, pero no lo obtuve. Tuve tiempo para pensar que al resto de mis noches solo las acompañará el ronrroneo sordo del gato. Desperté para descubrir que el amanecer de hoy fue un poco pálido.
Nada importa. Prefiero vivir en soledad que resignarme en compañía. Que la moneda se quede en el aire entonces, no estoy dispuesta a vivir a medias.
lunes, mayo 14, 2007
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