La ciudad de Cuzco es hermosa por donde quiera que se la vea. Sus calles son amplias y la lluvia pertinaz les da un lustre inigualable. Pronto aprendí a andar por el centro, entre las iglesias, las plazas, la estación de trenes. Me gustaba ir de arriba a abajo una y otra vez. Acompañaba mis caminatas nocturnas con un anticucho de res (brocheta de carne asada rematada con una pequeña papa, toda aderezada con una salsa verde nada picosa) que me compraba en la esquina de Márquez y Estrella, cerca de la Plaza de San Francisco y que me costaba un sol. Solía quedarme un rato junto a las brasas para entrar un poco en calor.
Vean un poco de lo que hay en Cuzco y sus alrededores.
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2 comentarios:
Están hermosas las fotos, ¡los paisajes se ven tan lindos! Se ve el frío en las imágenes, quizás también por las expresiones, pero aún así, se antoja tanto conocer un día esos lugares.
Te quiero.
(La fe de la mañana se retiró y no me dí cuenta cuando sucedió)
Déjame ver en cuál tengo cara de boli. (N. del E. Bolis es el nombre que los mexicanos le dan a aquello que los chilangos de cepa llaman congeladas. Chafas.)
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