domingo, junio 22, 2008

Dimisión

¿Y si nos dejamos de mentir? ¿Y si admitimos de una vez que somos simples, banales, estúpidos? ¿Qué es lo peor que podría pasarnos? Caer del pedestal de unicidad que nos hemos construido, pero ¿qué más da?

¿Es que no queremos ser felices como todos aquellos a quienes miramos por encima del hombro?

2 comentarios:

|) /\ ® |{ ¥ dijo...

Si yo dejo de mentirme, mi existencia se caera a pedazos.

Si admito eso, procedere a conformarme con lo que caiga y no tendre aspiraciones.

Lo peor es que mi mente no pueda con el peso de esas revelaciones y sucumba llevandome a un abismo creado por mi mismo del cual no podre salir y habitare por la eternidad.

Es mucho riesgo, y no estoy seguro de que valga la pena...

Quisiera, pero ni siquiera estoy seguro de que ellos sean felices

Grimalkin dijo...

Yo cedí y me dolió; pero salí ganando.

Hay ocasiones en que agradezco que la realidad sea cruel.