Amanecí con náuseas. De hecho empezaron desde anoche. Aparte de las contraindicaciones usuales, mi medicamento debería decir "No cene café con chocolate y pastel de zanahoria". Tendré que escribírselo con pluma a cada caja de fluoxetina que compre durante los siguientes seis meses.
Hace mucho que no me sentía así. Es muy desagradable. Antes despertaba con esta sensación a menudo, supongo que debido a mi gastritis. La primera vez que le dije a mi ex-esposo "Tengo náuseas." abrió los ojos como platos, tragó saliva y puso su mejor cara de aquí-no-está-pasando-nada. Esperó pacientemente mi siguiente comentario, suponiendo que sería fatal. Como si yo le estuviera contando el chiste del perico... Nunca llegamos a esas, pero mi malestar matinal era tan común que llegó a sorprenderse las pocas mañanas que me sentí bien.
Por fortuna empiezo a notar los otros efectos de la medicina, los que me motivan a tomarme mi pastilla cada mañana junto con mi jugo de naranja. Puedo concentrarme mejor, me siento menos ansiosa y ya no se necesita demasiada ingeniería para que yo pueda ocupar la máquina esa que mencionó/soñó Darky el otro día: ya logro acomodar mi pensamiento en una sola línea.
sábado, febrero 09, 2008
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2 comentarios:
:( Esperemos que esos efectos compensen tu malestar y ojala que este tmb desaparezca.
Que tan genial es el recuerdo de la cara de tu marido despues de ese "tengo náuseas"?
¡De colección! Jajaja.
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