Acabo de ver "Beckett o In Godot we trust" en el teatro Carlos Lazo de la UNAM. Debo confesar que de Samuel Beckett no he leído ni media página. Antes de hoy solo sabía que este año se celebra el centenario de su nacimiento y que su mirada es penetrante como pocas.
Entré con cierto resquemor al teatro porque Ale me acompañó y yo no sabía a ciencia cierta de qué se trataba lo que íbamos a ver. Creo que me preocupaba más que no le fuera a gustar a ella y no que no me fuera a gustar a mí. Pero nos fue muy bien. Vimos cuatro episodios sobre personajes que esperan a alguien que nunca llega. Según el programa de mano, así podría describirse la anécdota de "Esperando a Godot", la mejor obra de Beckett según los críticos.
Mi relato favorito fue, con mucho, el del trío de pollos que espera con ansiedad la llegada de El Coronel (Ja). Pero los pollos no saben mero para qué y tardan en caer en la cuenta de su cruel destino. Si consideramos que se llaman No sé, No entiendo y No me acuerdo y que están hechos de estropajo, es fácil entender porqué nos estábamos muriendo de la risa. Sin embargo, su condición se va deteriorando y terminan provocando angustia, ya no sabes si reir o llorar. (Me acordé del video de "Aún más" de Miguel Bosé, que no por nada salío en el mismo año que "La Isla".)
A otro episodio le puse mención honorífica. Trata sobre una pareja de oficinistas que esperan a que su jefe patán baje y les resuelva su asunto y mientras tanto se endrogan comprando un montón de chucherías que no sirven para nada. Inevitable pensar en "El presupuesto", de Benedetti. También recordé cómo era mi vida hace menos de dos meses. Y es cierto: pasar mucho tiempo en una oficina de gobierno puede trastornar tu mente. Qué bueno que ya estoy a años luz de distancia.
Los otros dos, más o menos. Su común denominador fue transcurrir de madrugada en un barrio peligroso de esta ciudad. Supongo que por eso no me gustaron, había algo entre moralino y reinvindicador en sus tramas que no terminó de convencerme.
No sé qué quieran decir esas referencias ligeras que me venían a la cabeza: mi percepción es simplista y mi reduccionismo bárbaro, no hay nada nuevo bajo el sol o Luisa Josefina Hernández (la niña aplicada del teatro nacional) está perdiendo el toque. En fin.
De cualquier forma nos pasamos dos horas muy buenas. Para el viernes no sé qué vayamos a hacer. Ale vota por "Noche de Califas". Yo, por completez, quiero ver a Lope de Vega.
martes, octubre 10, 2006
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