El otro día contesté el teléfono:
- ¿Bueno?
- Hola, mi amor.
- ¿Quién habla?
- Ah, perdón. Me equivoqué de número. Estaba marcando para lo de un trabajo, pero no importa. Me llamo Ricardo, ¿Te molestó que te dijera mi amor? Porque fíjate que a mí me gustaría que...
Pensé en Philip Seymour Hoffman pegando una postal en la pared. De inmediato colgué.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario