miércoles, noviembre 28, 2007

Tesina. Se me fue la semana de balde.

Por puro churro acabo de descubrir que mi diagnóstico inicial era incorrecto. Sólo una de las gráficas me da broncas. Lo más extraño es que no se trata de la más grande ni de la última que añadí cuando empezó este jaleo. Mañana veré si hice algo diferente al momento de generarla con R, pero la verdad lo dudo.

Una vez acotado el problema, por fin tengo ánimos de ponerme a hacer la tarea de francés. Y en buena hora, porque tengo exámen la semana que entra.

martes, noviembre 27, 2007

Tesina. A chambear.

Hace un rato mi asesor me mandó un atento y largo correo para decirme, en pocas palabras, que deje de hacerle a la malteada.

Chale.

lunes, noviembre 26, 2007

Tesina. Me lleva el carajo.

El miércoles en la tarde me sentía optimista sobre mi avance. Estaba segura de poder terminar con la nueva sección del segundo capítulo esa misma noche para al día siguiente poder irme a Xalapa con la conciencia tranquila.

A eso de las 6 o 7 de la noche empezaron los problemas: a mi .pdf le faltaban páginas. Carajo. Me puse a poner y quitar secciones de mi archivo para saber un poco más. Después de algunas pruebas me di cuenta que Adobe solo mostraba las primeras seis páginas de cualquier cosa que yo le enviara.

El .log parecía indicar que MiKTeX estaba haciendo toda su chamba, siempre mostraba la línea de con el LaTeX-Result. Al parecer la bronca venía al momento de pintar la sépitma hojita del postscript: "Error: /stackunderflow in --moveto-- bla bla bla..." ¿Y si me brinco el postcript? Ni maiz. Yap se quejaba de lo mismo al pintar el .dvi y el .pdf directo llegaba a 9 páginas pero no pintaba ninguna gráfica.

En ese momento ya me estaba cayendo del sueño y preferí dejar las cosas por la paz. En clase de francés hice una revisión rápida del calendario y me di cuenta que el Gaudalupe-Reyes ya está encima. Demonios, y yo tomándome cuatro días. Le escribí a mi asesor saliendo de clase y me ofreció soluciones plausibles pero extremadamente chocantes: actualizar y, en su defecto, reinstalar.

Hasta hoy pude hacer algo al respecto. Después de dos horas y media puedo comunicarles, sin beneplácito alguno, que nada funcionó. No sé qué otra cosa pueda hacer, el panorama no es muy halagüeño. Espero que mañana se me ocurra algo.

domingo, noviembre 25, 2007

Batalla final

Lo que en realidad me asusta es ser yo quien quede en pie.

martes, noviembre 20, 2007

lunes, noviembre 19, 2007

Asueto

A veces hago como los niños, los días libres me levanto exageradamente temprano.

Cuando eramos chiquitos y todavía vivíamos aquí en el D.F., mi hermano y yo nos bajábamos a la sala a ver caricaturas. Dice mi mamá que desayunábamos plátanos y jugo de naranja mientras ella seguía durmiendo.

Si estábamos en Cuautla nos salíamos al patio. Teníamos particular cuidado con la puerta de mosquitero porque rechinaba feo y se azotaba si la dejábamos irse así nada más. Despeinados y bostezando, iban poco a poco apareciendo el resto de mis primos. Todos bien tapados, eso sí. Esas mañanas las recuerdo mejor. En el aire había cierta bruma, quizá por la hora, quizá por el río cercano. Mi abuelita nos mandaba lejos para que nos despertáramos a nadie. Ella era la única despierta, siempre ha tenido insomnio.

Me gustaba ver el rocío en las hojas y no escuchar nada. En un lugar con casi veinte personas se aprende a valorar el silencio, aunque sólo se tengan seis años. Después me gustaba correr del ciruelo hacia el portón. Bajaba por una pendiente que hoy me parece ridícula para sentir como perdía control de mis pasos, cada vez más acelerados. ¿Y si me tropiezo?, ¿y si me raspo muy feo? Qué bonito es sentir el aire en la cara, el pecho agitado, los ojos fríos. Más rápido, más rápido.

Así hasta que alguien despertaba y me gritaba obviedades: "¡Te vas a caer!". Pero eso nunca ocurrió.

domingo, noviembre 18, 2007

Radio personal

Hace poco instalé last.fm. Bajas un programita, le indicas un grupo o un artista y empieza a tocar música que considera semejante, como si fuera una estación de radio. A veces hace cosas extrañas, como poner a Intocable cuando sintonizas a Café Tacuba, pero nada demasiado grave. Esto me viene bien de cualquier forma porque a veces me aburro de la música que ya tengo, que no es mucha. Si bien hay días en que puedo estar escuchando la misma canción todo el tiempo necesito variedad y los brincos que da esta cosa resultan satisfactorios.

Otra característica que tiene pero que aún no exploro cabalmente es que aprende de lo que escuchas es sus emisoras y se adapta a ti, prestando atención también a tu música de siempre si la escuchas con Winamp o Itunes. Con el tiempo genera una lista de sugerencias y una estación que sintoniza lo que más te gusta. A ver si es cierto.

sábado, noviembre 17, 2007

El alimento que me falta

No están ustedes para saberlo ni yo para contarlo, pero desde hace mucho tiempo tengo problemas con qué y cuánto como.

Recuerdo que cuando estaba en la universidad me pasaba días sin comer, un par como mínimo. No quería bajar de peso ni nada semejante, aunque eso ocurrió de cualquier forma. De hecho no estaba muy conciente de lo que hacía, sólo pasaba. Esos periodos estaban combinados con unos atracones fenomenales. No era que el hambre acumulada me fustigara repentinamente. A veces pasaba que mi hermano empezaba a prepararse algo y yo andaba por ahí. Como los adolescentes son muy prácticos hacíamos una sola cosa rica y abundante. Pasta, huevos revueltos, chuletas ahumadas, lo que fuera. Me sentaba y me lo comía todo. Así nomás, un poco sin chiste.

Mi novio de entonces se encargó de ir enderezando las cosas. Me preguntaba si tenía hambre, cuántas horas llevaba sin comer y me sentaba a la mesa, muchas veces en contra de mi voluntad. Empecé a cocinar con más cuidado y a llevar un poco de orden por cuenta propia. Tengo una caja llena de revistas de cocina que empecé a comprar por esa temporada. Las hojeaba buscando cosas que valieran la pena y que de veras se me antojaran. Así era más fácil, pero todavía tenía problemas. Me costaba trabajo ser consecuente con mis sensaciones: comer si sentía hambre, detenerme cuando ya no. Esa es todavía una de mis dificultades.

Cuando estuve casada no tuve muchos problemas. Todo fue bastante tranquilo. Cocinaba y comía tan regularmente como mis estudios de maestría me lo permitían, pero era cotidiano hacer dos comidas decentes. De vez en cuando intentaba huir de la mesa del desayuno, pero en casa no me daban oportunidad. Pese a todo, era común que despertara con naúseas y ganas de vomitar. Imagino que mis jugos gástricos empezaban a hacerme daño, pero no todo el que hubieran podido si yo hubiera seguido sin comer.

Ahora que lo pienso, el inconveniente de esa temporada fue que me acostumbré a que me dieran la comida. Mi mamá, mi suegra, mi marido, la mesera o el taquero, alguien ponía la comida delante de mí, mucha o poca, y yo no chistaba porque tenía que comer. Nunca nadie me decía que me detuviera ni a mí se me ocurría, pero empezaban a hacerse más frecuentes las ocasiones en que comía demasiado.

Caí definitivamente en el extremo opuesto cuando me divorcié. Recuerdo que llegaba del trabajo y me sentaba en la cocina con una bolsa de pan y un tarro de miel, un bote de helado o la caja de zucaritas y la leche. Lloraba y comía, comía y lloraba hasta que me caía de sueño. Al día siguiente salía de casa sin desayunar, me la pasaba picando entre comidas, a medio día compraba cualquier cosa y en la noche me acomodaba en la cocina otra vez.

Dejé de cocinar por mucho tiempo. Sí me preparaba algunas cosas era porque el sabor de la comida rápida o de fonda siempre me ha cansado más o menos rápido. Pero sólo hacía algún guisado cada 10 días o así. Ya no había orden, ya no era constante. Las veces que me propuse regresar al buen camino iba de compras como solía hacerlo, pero el impulso se me acababa pronto. Al poco tiempo las verduras se ponían amarillas o la carne empezaba a oler mal. La mayor parte de lo que había metido en el refrigerador terminaba en la basura.

Luego empecé a preocuparme por mi peso y me volví ansiosa respecto a la comida, a sentir culpa por comer. Hace no mucho estuve viendo a un nutriólogo. Aprendí qué es lo que tengo que comer y porqué, al grado que reconozco rápido y bien los grupos de comida, las porciones que debo comer y todo eso. Sin embargo me cuesta mucho trabajo apegarme al plan, sobre todo si estoy en compañía. Acepto con demasiada facilidad lo que me ofrecen o ponen delante. Sé que la responsabilidad es solo mía, pero he llegado a desesperarme con los demás por ello.

Aunque voy sintiéndome mejor aún tengo problemas, entre ellos úlcera y colitis nerviosa. Además últimamente sufro de lo que llamo el Síndrome del refrigerador vacío: mi ansiedad por comer aumenta conforme mi refrigerador tiene menos cosas. Cuando siento hambre voy al refrigerador, si lo veo lleno como lo que necesito y no mucho más. Pero si lo encuentro vacío como de más. No importa que todavía quede suficiente para comer bien durante el día, me la paso dando vueltas por la cocina buscando otras cosas que pueda comer. Irremediablemente termino yendo a la tienda de a la vuelta a comprar algo dulce o grasoso con el pretexto de que la comida está acabándose. Puras patrañas.

Por eso esta tarde fui al supermercado, pese a que no pensaba salir de casa. Hice la compra de la semana por 85 pesos. Al llegar a casa arreglé todo lo que había comprado para ir usándolo más fácilmente y evitar desperdiciarlo. Congelé las tortillas, asé y pelé los chiles poblanos, limpié los champiñones y los rebané, puse el brócoli a cocer al vapor y herví los nopales. Hasta rebané las cebollas de rabo. La pasta me gusta recién hecha y hoy no compré carne, así que acabé más o menos rápido.

Para comer le puse más calabacitas a un consomé que me dió mi tía y preparé unas enchiladas verdes con pollo. Comí rico y bien haciendo lo que se supone que debo. Pero siempre me queda la duda de hasta cuando me va a durar el gusto de portarme así.

viernes, noviembre 16, 2007

Tesina resucitada

Ayer vi a mi asesor después de una larga ausencia de mi parte. Contra mi pronóstico estaba sonriendo cuando entré a su cubículo. Luego caí en la cuenta que ese gesto no era una sonrisa sino un intento veloz por pasarse un bocado de algo que había remojado en leche. Dato superfluo: mi asesor es intolerante a la lactosa.

Para mi fortuna no tiene objeciones con lo que he hecho hasta ahora. Le gustó la introducción y sólo tuvo un comentario sobre la exploración de los datos. Me pidió que confirmara si puede hacerse o no un análisis de componentes principales cuando una de las variables es discreta.

Como estoy tratando de portarme bien ya le mandé un correo con lo que encontré en el Principal Component Analysis de I. T. Jolliffe que ayer mismo saqué de la biblioteca. No hay ningún problema con los resultados de un análisis de componentes principales en el que se involucren variables categóricas siempre que los fines que se persigan sean descriptivos y no de inferencia. Tal es el caso de la identificación de observaciones atípicas que hicimos al final del segundo capítulo, así que no tenemos problemas.

En la reunión también me pasó una gráfica muy bonita en la que se ve la fuerte correlación positiva que hay entre el diámetro y la longitud de los ductos. Cuando la pegue en la tesina se las presumo.

jueves, noviembre 15, 2007

Larga duración

Qué suerte. Y por sólo 90 pesos... Hasta hace un par de semanas no sabía nada de la Orquesta de la Juventud Venezolana Simón Bolivar, pero decidí atender la recomendación de un amigo y compré mi boleto el martes para la presentación de hoy en Bellas Artes, a las 8 de la noche. Ayer vi un encabezado sobre cómo estaban haciendo de las suyas y comencé a sentirme realmente impaciente.

El concierto empezó un poco tarde. Los músicos entraron al escenario poco a poco, se acomodaron con calma, sonriendo. Su juventud resultaba apabullante y contrastaba con la ausencia total del nerviosismo que podría esperase en intérpretes tan jóvenes, de aspecto adolescente.

Las primeras notas de la suite de West Side Story me impresionaron. El sonido de esta orquesta lo llena todo, golpea como una ola. Es compacto, como una muralla. Habrá quien pueda calificar como menor dentro de la música sinfónica esta obra de Bernstein, pero utiliza ampliamente los recursos de una orquesta. Además es movida, rica, llena de cambios y matices. Divertida en una palabra, y los chicos la sentían y transmitían así.

Siguió la Quinta Sinfonía de Mahler. Confieso que estuve perdida la mayor parte del tiempo. Aunque no entendí gran parte de la obra las cuerdas me hicieron muy feliz. Pese a todo, con ver a Gustavo Dudamel ya tenía bastante. Dirige con sentimiento, escucha con calma, no usa partitura y su extraño cabello rebota acompasadamente junto con la música y su respiración.

El público se puso de pie de inmediato. Dejando de lado la calidad de su interpretación, que nadie les discute, yo les aplaudí por mostrarse entusiastas ante su propio trabajo. Ya antes me han tocado orquestas, buenas y malas, con gente que se solo quiere salir del compromiso y marcharse. No sé si la diferencia radique en su edad o en su formación, pero se los aplaudí sinceramente.

Este concierto es una pequeñísima muestra de lo que puede lograrse cuando los proyectos involucran seriamente un factor que a muchos les parece de poca monta: planeación de largo plazo. Estos cuates no están conquistando escenarios por su trabajo reciente. Su éxito está cimentado en 30 años de esfuerzo de otros intérpretes y directores. Sus resultados tampoco se deben al arrastre de una sóla figura, Dudamel en este caso. Él abandonará a la agrupación en un par de años para dirigir la Filarmónica de Los Ángeles y seguramente habrá alguien que lo sustituya con gran dignidad. Además el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela está formando ya a los músicos que escucharemos en las salas de concierto internacionales dentro de unos años. La gente se irá pero el proyecto seguirá vivo, sin sufrir mella, porque está planificado para ser realmente duradero.

A fueza de aplausos hicimos salir al director varias veces. Éste caminaba entre sus músicos, felicitándolos vivamente, estrechando sus manos, bromeando con ellos. Hizo que cada sección se pusiera de pie para ser ovacionada particular y merecidamente.

Fuera de programa
, la Simón Bolivar interpretó cuatro piezas adicionales que hicieron estallar al público. El Danzón No. 2 de Arturo Márquez, a quien Dudamel dedicó el concierto desde un principio, Alma Llanera, que puso a cantar a los muchos venezolanos que había en Bellas Artes, y el Huapango de Moncayo. Cuando creíamos que este concierto de por sí largo había terminado definitivamente remataron con un movidísimo Mambo en donde bailaron hasta ellos.

Hacía mucho que no se me ponía la piel chinita. De verdad, qué suerte.

jueves, noviembre 08, 2007

Todo sentimiento

Hay días que soy muy muy débil.

lunes, noviembre 05, 2007

Pascua II

Los dermatólogos de la Clínica Pascua me despacharon en menos de 15 minutos. Tienen razón, hay muchos casos graves que atender y, para mi fortuna, el mío no es de esos.

Me dijeron que de aquí en adelante debo echarme un gel que se llama Prozone en la cara y el cuello tres veces al día sólo para mantener mis problemas bajo control, porque no hay manera de revertirlos. La idea me pareció lógica, sé que una vez que la piel se daña ya no queda nada por hacer.

Decidí portarme bien y me puse a buscar el dichoso gel en cuanto salí de ahí. Casi me voy al suelo cuando me dijeron que el tubito con 125 ml cuesta ¡300 pesos! ¿Qué onda con estos cuates? ¿Por qué recetan eso? No dudo que sea un medicamento muy chido, pero su prescripción no tiene nada de realista. ¿Qué usuarios de Salubridad pueden pagar una cosa así de manera regular y para toda la vida? Yo no, la verdad. A ver qué día regreso a preguntarles por alguna alternariva o a mandarlos al demonio. En fin.

Por cierto, también me dijeron que me tengo que poner crema en la espalda, de la normalita. Que pida ayuda si no llego. ¿Quién se apunta?

sábado, noviembre 03, 2007

Día de muertos (III)

Yo no sé porqué le hice caso a la promotora de la delegación Gustavo Adolfo Madero cuando dijo que con motivo de los días de muertos detrás de la Basílica de Guadalupe iba a estar abierta una sección que usualmente se encuentra restringida. Además de ese dato, que resultó ser falso, me animaba a ir otro de caracter histórico, que también resultó ser mentira. El caso es que el viernes por la tarde me lancé para allá.

Nunca había estado en la Basílica. Si acaso, en algún pretérito remoto me habrán llevado mis padres. Por mi cuenta ya le había pasado por los cuatro costados pero nada más. Es impresionante el terreno de que dispone, la vista desde lo alto del cerro es muy buena y debe ser una experiencia completamente fuera de este mundo estar allí en 12 de diciembre. No lo digo por el aspecto místico o religioso, sino por imaginar la cantidad de personas que se necesitas para atascar ese lugar.

Decidí empezar por la parte de atrás, así que comencé el ascenso al cerro del Tepeyac por el lado oeste. Lo primero que se ve es el cementerio, al cual no pude entrar porque llegué después de las 4 de la tarde. Incluso si hubiera llegado antes no me hubieran dejado pasar porque estos días solo se permitieron visitas familiares, como si del reclusorio se tratara.

Luego me puse a maldecir a Francisco de Icaza Dufour, que es su biografía sobre Miguel López de Legazpi menciona que el capitán del patache San Lucas, Don Alonso de Arellano, se apartó de la expedición comandada por Legazpi para llegar antes que éste a las Filipinas. A su regreso a la Nueva España fueron atrapados por una tempestad, por lo que Arellano prometió a la Virgen de Guadalupe llevarle las velas de la embarcación si los salvaba del naufragio, lo cual cumplió después de atracar en el puerto de la Navidad en agosto de 1565. De Icaza asegura:
... aún puede verse en el cerro del Tepeyac el mástil del patache San Lucas, recuerdo a la vez de un milagro y de una traición.
Esto fue escrito hace no más de 15 años, ya que en la bibliografía del texto se incluyen obras publicadas en la década de los noventas. No tengo el dato preciso porque este libro de la editorial Planeta DeAgostini ni colofón tiene. El punto es que las velas que supuestamente Arellano llevó al cerro del Tepeyac y que yo quería ver no están ahí ¡desde 1942! En su lugar hay una cosa muy fea de cemento que pretende parecerse a un mástil con velas.

Yo creo que De Icaza bien pudo haberse dado una vuelta a corroborar el dato que tan flamantemente anuncia. De paso se hubiera enterado que la iglesia, o quien sea que haya puesto la placa que acompaña la "réplica", señala que las velas originales pertenecieron a un barco que entró a salvo en Veracruz, puerto que nada tiene que ver con el Pacífico.

Por completitud y porque no pienso volver, decidí ver todo lo demás que había por ahí. Tomé algunas fotos, ahí se las dejo.

viernes, noviembre 02, 2007

Día de muertos (II)

Hace como diez años yo jugaba juegos de rol. Eramos varios en el grupo, pero solo habíamos 2 mujeres. Un día que no estábamos ni la hechicera ni yo ocurrió algo que no dudo de calificar como netamente masculino. Los hombres del grupo se pusieron a seguir la pista de algún objeto o personaje que, más vale así haya sido, era relevante en aquel punto de nuestra historia. Sus averiguaciones les señalaban un sitio bastante lejano llamado Karpastra[*]. Era demasiado complicado ir hasta allá, pero confiados como estaban de sus pesquisas, y seguramente no teniendo nada mejor que hacer, se lanzaron en esa dirección.

Invirtieron muchos recursos de sus respectivos personajes, así como tiempo y esfuerzo reales y del juego para llegar a aquel lugar. Karpastra resultó ser un yermo en medio de nada. Y no lo digo porque se tratara de un lugar sin taberna o cosa por el estilo, es que ni pueblo había. Era literalmente un yermo. Huelga decir que de aquello que estaban buscando, ni sus luces. Ante semejante resultado empezó una discusión de muy buenas proporciones acerca de cómo diablos y porqué demonios habían ido hasta allá, los jugadores mentaban madres, los personajes desenvainaban armas, todos se acusaban mutuamente y en medio de los gritos no se oía gran cosa hasta que alguien dijo:
- Pues yo voy a orinar.
- ¿Para qué avisas, güey? Nomás ve y ya.
- No, cabrón, voy a orinar en Karpastra.
- Ah. ¿Y eso para qué o qué?
- Porque fue un desmadre venir hasta acá y no me quiero ir así nomás. Así que por lo menos voy a orinar.
Eso fue el fin de la discusión. Desde entonces tengo la imagen de un grupo de guerreros orinando desde lo alto de un fiordo o algo así.

Todo esto viene a cuento porque ayer como a las 10:30 me llamó Peque, que si no quería ir a Mixquic en ese momento. A eso de las 11 de la noche salimos de mi casa Chelita, Peque y yo. Después de casi 3 horas, un cuarto de tanque, una mano entumida por agarrar la Guía Roji y unas papas cherokee llegamos al mentado pueblo para encontrarnos con el cementerio cerrado, ni una sola ofrenda a la vista y un frío del demonio. Nosotras no orinamos, somos niñas. En cambio nos comimos unas enchiladas que compramos con una señora que bañaba varias veces las tortillas en salsa y luego se las tiraba.



Hora y media de viaje después, ya estaba yo dormida en mi cama.

[*] Cuando estaba escribiendo esto dudé si escribir Karpastra con "c" o con "k". Tratándose de un nombre inventado por nuestro game master, no esperaba encontrar mucho pero busqué ambas opciones en Google. Con "c" no sale nada y con "k" hay una única mención. Según George S. Lane en su revisión de 1952 del libro Westtocharische Grammatik 1. Das Verbum escrito por Wolfgang Krause, karpastra es una palabra del idioma Tocario B o Tocario del occidente que, hasta donde yo buenamente entiendo, corresponde a la tercera persona del pretérito de "descender". Por eso, pensando en lo que terminaron lanzando desde lo alto aquellos míticos combatientes, lo escribí con "k".

jueves, noviembre 01, 2007

Día de muertos (I)

Peque y yo fuimos al Zócalo a ver las ofrendas esta mañana. Hacía demasido sol y mucha gente, pero nos divertimos mucho. Lo que a mí más me gusta es andar cerca del horno de pan que pone la Canainpa, huele muy rico. Pero lo mejor de todo fue encontrarme con mi enamorado.