viernes, julio 06, 2007

Hallazgos

Hace algunos días que estoy encerrada en casa cambiando muebles de lugar, tirando basura, revisando papeles, pensando, sobre todo. Es una tarea necesaria cada cierto tiempo, placentera a ratos, desesperante las más de las veces. El departamento está de cabeza, hay pedacitos de papel por todas partes (el gato está feliz) y estoy cansada. Una de las recompensas de empresas como esta es encontrar objetos que uno había olvidado o creía perdidos. Como ejemplo, este pequeño cuento que escribí hace doce años en la hoja de algún cuaderno de la preparatoria.

Llevaba diez días bajo el diluvio, asfixiado por el ambiente, muerto de cansancio. Se había vuelto un autómata. Sus piernas respondían a la costumbre, no a sus deseos. De haber sido así se hubieran detenido hace mucho tiempo.
Estaba solo. De los seis hombres que iniciaron la marcha a su lado dos se perdieron, uno se suicidó, otro no despertó un día, uno más él mismo lo había matado, el último cayó en el lodo dos días antes. Cuando escuchó el golpe de un fardo contra el suelo ni siqiuera volteó, se sentía solo desde mucho tiempo atrás.
Él sólo recordaba, recordaba para vivir. Recordaba todo lo que la vida le negó. Recordaba, siempre con dolor, que había olvidado qué hacía allí. Recordaba la última vez que, en vano, intentó recordar cuál era el objeto de su presencia en el lugar más inhóspito de la tierra.
Recordaba el amor que pudo ofrecer a aquella mujer que ya había olvidado. Recordaba la ternura con la que cargó a los hijos que nunca tuvo. Recordaba lo feliz que se sintió al recibir las cartas que jamás llegaron. Recordaba el orgullo con que lució esa medalla que nunca obtuvo. Recordaba muchas cosas.
También, con beneplácito, recordaba que había logrado olvidar lo que era tiritar de frío bajo la lluvia incesante. Recordaba haber olvidado el hambre, el sueño, el sobresalto, la desesperación. Y también, al caer de rodillas dentro de la casa que no tiene puertas ni ventanas, logró recordar que esa era la felicidad que había olvidado al nacer.

¿Qué me sorprenderá encontrar en doce años más?

8 comentarios:

Gracielita. dijo...

Espero no encontrar mi cámara dentro de 12 años =(

¡Me encantó! Últimamente me dan ganas de convertirme en un gato. Y tienes razón, siempre es muy necesario hacer un poco de revoltijo de papeles, nos ayuda a limpiar también los recuerdos, avivar los que sirvan, pero dejar en el olvido los que no son ya indispensables.

Extraño dormirme con la voz ronca sabiendo que estás ahí, despertar y saber que puedo seguir durmiendo porque así lo haces tú.

Te quiero***

Quien Resulte Responsable dijo...

Suena igual que a un cuento de Ray Bradbury ambientado en la lluvia incesante de Venus. Aunque el tuyo cuenta con un final menos predecible.

Grimalkin dijo...

Grace:
Yo sé de un mensajito que imprimí el otro día y que puse en el librero de "leído" que espero pronto olvidar.
Yo extraño tus brazos delgados y tus ojos grandes, hablar hasta la madrugada y comer a deshoras.
Te quiero, peque.

V:
No conozco el cuento que mencionas, pero se siente genial que me leas y pienses en Bradbury.
Un beso hasta Vanouver.

Quien Resulte Responsable dijo...

En ese caso, me veo obligado a describirte el cuento y la manera de obtenerlo. El cuento se llama "La larga lluvia," que es parte de la recopilación de cuentos llamada "El Hombre Ilustrado" cuyo autor es Ray Bradbury. Ya tiene sus años, porque el libro se publicó en 1951, si la memoria no me es infiel (y en ese caso espero que mi memoria practique sexo seguro) y el cuento en cuestión dice, a grandes rasgos, que un grupo de astronautas cae en Venus, donde siempre llueve. Los astronautas deben llegar a una "Bóveda solar," que es un refugio con luz y calor artificiales. La probera bóveda está destruida, y mientras tratan de llegar a la segunda los astronautas se vuelven locos uno por uno. ¿Qué pasó con los astronautas? ¿Morirá Batman a manos del Guasón? ¡Compra el libro y averígüelo Vargas!

Quien Resulte Responsable dijo...

probera, óime nomás... primera, no probera.

Grimalkin dijo...

Hace unos meses estuve recorriendo varios puestos de libros intentando conseguir "El hombre ilustrado" para regalárselo a un amigo. No lo conseguí y es una pena. Esperaba leerlo yo también.

Un beso, V.

Jack Maybrick dijo...

Pues a ver si consigues ese libro, que es uno de los mejores que he leído de Ray Bradbury. El otro mejor libro de Bradbury que he leído es Fahrenheit 451. Y como nada más he leído esos dos del buen Ray, pues no puedo extenderme sobre la materia. Ambos los recomiendo ampliamente. Y estoy seguro que V es capaz de mandártelos por correo cuando regrese a México, a cambio de algo. Generalmente más libros.

Lo que me recuerda, ¿ya leíste El Complot Mongol?

Grimalkin dijo...

Aparte de Fahrenheit 451 he leído El vino del estío y las hermosísimas Crónicas Marcianas. Excelentes.

Ya leí el Complot Mongol, Jack; es de mis favoritos. De Rafael Bernal te recomiendo Trópico que tiene varios pasajes memorables.