lunes, febrero 05, 2007

Santiago de Chile

Ayer descansé como pocas veces he podido hacerlo en este viaje. Es un alivio y una bendición tener amigos. Por la tarde caminé por La Moneda y en un rato más nos vamos a Valparaiso.

Últimamente he pensado un poco en casa. Me siento en franco retorno, pese a que aún me quedan tres semanas por aquí. Voy a disfrutarlas mucho y no siento nostalgia, pero estar fuera solo tiene significado si hay un adentro. Quiero ver a mi sobrina caminando, acariciar al gato, comer cereal en mi cama.

Ahora me regocijo con el sonido de esta nueva ciudad, este otro sol, este otro cielo. Aquí sí es verano, aquí sí obscurece a la hora que yo espero. El cambio de latitud ha sido radical y me divierte terriblemente. Cuando volé sobre Los Andes los vi cambiar de nevados a desérticos en un par de horas. Es increíble.

Todavía me sorprenden las cosas simples. Ojalá siga siendo así toda mi vida.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me da mucha alegria saber de ti y que estes bien...
cuidate mucho... :)

Grimalkin dijo...

Roger, muchacho, que gusto saber de ti tambi'en.