miércoles, abril 30, 2008

martes, abril 29, 2008

El lado obscuro de la fuerza

No me pregunten porqué, pero estoy instalando Visual Studio 2008. Hay varios escenarios posibles en el corto y el largo plazo.

a) Mi máquina truena y hay que formatearla.
b) Mi máquina no truena con la instalación, pero se muere a cada rato.
c) La máquina sobrevive sin problemas, pero yo sigo distrayéndome como de costumbre y no aprendo nada.
d) La máquina sobrevive sin problemas, me concentro, aprendo algo nuevo en mis horas muertas y me lleno de dinero con mis nuevas habilidades.

Quién sabe, esto ya suena como el chiste aquél de irse en taxi o en camión. Por lo pronto tengo un anuncio para los linuxeros: ¡Tragueeeeen!

lunes, abril 28, 2008

Necesito un abrazo

... y un poco de fuerza de voluntad.

viernes, abril 25, 2008

Inversión

¿Cuánto dinero le pondrías a una relación añeja, enmohecida, casi olvidada? En verdad estoy hablando de pesos y centavos. Pero lo más importante, ¿cuáles serían tus motivos? ¿Tenderle la mano a ese fantasma en el que hace mucho no piensas o darle una oportunidad más para que la desperdicie y te desagas para siempre de él?

jueves, abril 24, 2008

Onírico

Por primera vez soñé que tenía un hijo.

Aún era pequeño, dos años acaso. Vestía pantalones de mezclilla y un suéter mullido y oscuro, de aspecto casi gastado; de perro, como les digo. Estaba parado en medio de una habitación, con los brazos recogidos y la barbilla sobre los puños. Miraba algo cerca del piso con cara de puchero o de sueño, que en mi familia es casi lo mismo. Yo me acercaba y él se dejaba levantar sin prestarme atención. No separaba los brazos del cuerpo, sólo los acomodaba en mi pecho mientras recargaba su rostro en mi hombro. Caminaba con él mientras le mesaba los cabellos y hundía mi nariz en su cuello para aspirar con fuerza ese olor de algodón que perdemos al empezar a hablar. No cerraba los ojos pese a estar cansado, pero hacía esa pequeña mueca de cuando él o yo nos sentimos estafados. Después de unos pasos nos perdíamos entre las sombras.

Desperté con una única inquietud, un detalle que no se acomoda en ningún plano, real, inconsciente o imaginario. Algo que no alcanzo a interpretar, pese a ser tan simple: ese niño era rubio.

martes, abril 22, 2008

Morelia

La primera vez que vine a Morelia fue hace tres años. Me pasé aquí todas mis vacaciones de semana santa y, si la memoria no me falla, fue la primera vez que viajé netamente sola: sin compañía a un lugar donde no conocía a nadie.

El domingo comprobé que me aprendí las calles del centro de forma duradera. Al principio me desorienté por haber llegado al centro desde otra dirección, pero todo fue cuestión de mirar de lado el mapa, con la cabeza inclinada como la de los perritos que no entienden algo, y asunto arreglado. También volví a disfrutar de mi comida de viaje favorita, probada por primera vez aquí: pan de sal y fruta. Un bolillo de agua y un gazpacho es todo el combustible que se necesita para andar esta ciudad en una tarde. Esta ocasión no tendré oportunidad de ver qué tan bien recuerdo Janitzio, Pátzcuaro, los alrededores de Cuitzeo o Zirahúen, Santa Clara del Cobre o Quiroga, pero imagino que el resultado sería muy satisfactorio. Me gustaría encontrar otra tira de pecesitos de palma, comeré más nieve de pasta que la vez anterior y sí llevaré dulces, pero no creo que valga la pena renovarle la gatera a José.

¿Por qué pienso ahora en todo esto? No es simple remembranza, créanme. Es porque, como dice mi amor platónico, no hay coincidencias. Aquella vez viajé para acá y de ese modo porque estaba probando las consecuencias y los límites de ya no ser una mujer casada. En esta ocasión el trabajo me retendrá aquí justo el tiempo suficiente para no despedirme del que fue mi esposo antes de que él se vaya del país. No sé qué significa todo esto, ni siquiera creo que deba tener significado alguno. Pero algo me dice que un día voy a inclinar la cabeza y ver algo que ahora no puedo.

lunes, abril 21, 2008

Soberbia

Uno se cree una persona difícil hasta que se enamora de una persona difícil.

domingo, abril 20, 2008

Sono qui

Qui es, desde hace unas 7 horas, la tranquila ciudad de Morelia. Luego les cuento porqué voy a andar aquí toda la semana. Ténganme paciencia, que yo tengo sueño.

Hasta mañana.

miércoles, abril 16, 2008

Tengo un pisapapeles nuevo



¿A poco no está bello?

martes, abril 15, 2008

Delivery (Answer)

Pasa que todos los involucrados se olvidan del pay y se quedan sonriendo como bobos todo el día.

Extraño, ¿no?

lunes, abril 14, 2008

Delivery (Question)

¿Qué pasa cuando entregas pay de queso a domicilio después de las once de la noche?

Dejen averiguo.

sábado, abril 12, 2008

Alitas

Acabo de comprar un par de alitas. De buena gana me las hubiera puesto para cargarlas más cómodamente en el camino de regreso, pero no me corresponde estrenarlas; no son para mí.

Yo tuve mis propias alas cuando estuve en la primaria. Eran azules con lentejuelas en lugar de verdes con diamantina como éstas. No me gustaba no poder verlas mientras corría porque, a juzgar por la sensación en mi espalda, deben haberse estado moviendo muy bonito. Sin embargo era fácil ver los destellos que el sol les sacaba y el ventanal de mi abuelita era suficientemente grande para verme reflejada en él por varios pasos. Seguro acabaron en la basura después de rodar por ahí un buen rato. Unas alas son algo que una niña olvida con facilidad porque hay otras cosas por probar: una capa, unas botas de bombero, un sombrero... Confieso que nunca las he extrañado, pero reconozco que hubiera sido buena idea tenerlas a la mano en ciertos momentos. A veces la gente necesita verlas.

Cosa más fácil. En la tienda había alas de mi tamaño y en varios colores. Creo que no está de más tenerlas de un modo más tangible.

martes, abril 01, 2008

Abandono

No estabas junto a mí al despertar. La cama estaba tan fría que no sé desde cuándo me dejaste. Te busqué con la mirada y te llamé más de una vez preguntándome a dónde te habías ido.

Me levanté con desgano y preocupación. Las mañanas no son las mismas sin ti. Alargué los minutos cuanto pude anhelando verte aparecer de nuevo, frío e indiferente, pero conmigo. Salí de casa resignada, con mi deseo incumplido y casi a punto de llorar por tu ausencia sin despedida.

No sé dónde ni con quién estás. No sé si volverás hoy o mañana, ni siquiera sé si te veré otra vez. Dime, ¿qué voy a hacer sin ti, maldito gato?