miércoles, octubre 31, 2007

Pascua

No, no crean que me estoy brincando festividades y adelantándome hasta Semana Santa. Soy capricornio pero no es para tanto. Es que por fin saqué mi cita en la Clínica Pascua, quizá el mejor centro dermatológico del país. Como toda la medicina que vale la pena en México, pertenece al sector público.

El asunto no fue trivial. Entre las desveladas, el frío y la burocracia, considero esto un verdadero éxito. Aquí dejo algunos datos que me hubiera gustado encontrar en la red antes de dar tanta vuelta. Tómenlos con una pizca de sal, porque con el tiempo pueden variar.

La clínica se encuentra en la esquina de Dr. Vértiz y Av. Baja California, en la colonia Buenos Aires. Da atención a todo el mundo, sin importar edad o lugar de residencia.

Para sacar cita hay que formarse muy temprano. Hay gente que llega desde las 5 o 5:30 de la mañana para obtener fichas del turno matutino. Dos de las tres veces que fui llegué cerca de las 6 de la mañana y me tocaron números alrededor del 30. Escuché dos versiones sobre el número de fichas que se reparten cada día, una dice que son 60 fichas por turno y otra que 90. No sé cuál sea buena hora para sacar cita en el turno vespertino. Solo sé que las fichas correspondientes se entregan a las10:30 y que a las 7 ya hay gente formada para obternerlas.

Se debe presentar una identificación, credencial de elector o pasaporte, sin copia ni nada. Creo que los niños en edad escolar necesitan llevar su credencial de estudiante. No sé si para los bebés se requiera el acta de nacimiento, creo que no. Hasta donde yo entendí una persona no puede hacer el trámite en lugar de otra que sea mayor de edad. Vi a padres sacando ficha para sus hijos, bebes o adolescente, sin necesidad de llevarlos. Desconozco si puede hacerse lo mismo cuando se trata de personas de la tercera edad.

El primer día que se va sólo se hace el trámite de registro porque la primera cita es para el siguiente día hábil, excepto para los pacientes foráneos que les dan su primera cita el mismo día. Por ejemplo, como esta semana hay puente, la cita que saqué hoy miércoles es para el siguiente lunes. Como no hay cambios ni de turno ni de día de la semana hay que tener cuidado en escoger el que más convenga.

Hay que pagar 23 pesos por la primera cita y 18 por las siguientes. Les recomiendo llevar cambio. Escuché que existe un "documento de gratuidad" que exime a los pacientes de cualquier pago, pero no sé cómo ni dónde se obtiene.

Espero que la información les sirva. Si me entero de otra cosa, ahí les platico.

martes, octubre 30, 2007

¡Intermediarios abstenerse!

Últimamente r y yo hemos estado poniendo anuncios como el de la Serenata Mariachi: "Depto. chic. cuatro ambient. dependenc de servic, garag. telef." Me parece increíble que después de casi 20 meses no hayamos podido vender el departamento pese a que está muy bien ubicado y lo damos barato. Hemos puesto mantas, anuncios e intentamos a través de inmobiliarias, pero todavía nada. Cierto es que entre la decepción y la desidia de repente dejamos el proyecto, sin embargo estamos tratando de sacarlo a flote una vez más.

Si saben de alguien que se interese por un departamento de interés social cerca de Tlatelolco, recién pintado, con papeles en regla, mucha luz y de buen precio, avísennos. Vean unas fotos del lugar para que se den una idea. En este anuncio hay más información y datos para contactarnos.

Saludos y pasen la voz.

lunes, octubre 29, 2007

Conciencia

Ya antes les han dado hijos a los hombres que yo amaba. Hijos que deseaban e hijos que no. Se transformaron por completo, se desvanecieron, se desdibujaron ante mis ojos sin remedio. Sin importar cuánto me querían, terminé por perderlos.

Me sentí inútil, impotente ante esas mujeres. Miraba sus vientres y el mío sin encontrar nunca razones, donde todo era tan simple... No envidié a ninguna, pero las maldije a todas.

Hoy me miras a los ojos y dices querer un hijo mío. Me estemezco y termino por comprender. Ahora sé que a ti también voy a perderte.

domingo, octubre 28, 2007

Comida para gato

Oferta: 3x2 si las bolsas son del mismo sabor. El gato va a odiarme como 2 meses por hacerlo comer lo mismo. Con el ahorro me compré una crepa de queso roquefort y nueces, todo un exceso en estos días.

¿Cuándo volveré a la normalidad?

sábado, octubre 27, 2007

Afortunado en el juego...

Mi destino amoroso es negro, anoche me fue muy bien jugando a las cartas. No pegué los ojos en toda la noche. Recién llego a casa y me dispongo a dormir. Espero despertar después de las 4 de la tarde.

En la calle hace un frío horrible.

viernes, octubre 26, 2007

Luz mortecina

Hace más frío en casa que allá afuera. Salgo a caminar y siento ganas de llorar. Quizá sólo sea por este frío, estos días, esta claridad de media tarde. Debe ser sólo un reflejo, una manía. Pude elegir otra, pero yo lloro. Lloro y camino, camino y pienso, pienso y recuerdo. Y entonces lloro de verdad.

Necesito recuerdos nuevos.

jueves, octubre 25, 2007

Se repite

Me gusta escuchar historias que ya me han contado antes. Las circunstancias cambian, los narradores suelen ser otros, pero el núcleo permanece. Me divierte anticiparme a la trama y, en lo posible, jugar con ella.

Hoy dijeron, hicieron, miraron, sonrieron, buscaron e intentaron de un modo que ya conozco. Con nuevos matices, otros actores, pero con igual intención. Lo de hoy fue historia conocida, agua pasada. Fui y vine dentro de ella a mi gusto, disfruté las situaciones placenteras, obvié los diálogos aburridos, aceleré las partes de relleno, resalté lo más excitante, me quedé con lo mejor. Aunque logré transformar muchísimas cosas, no creí ni por un instante que el final pudiera gustarme más que en otras ocasiones, así que me lo ahorré.

El gato y yo vamos a dormir muy bien.

miércoles, octubre 24, 2007

¿Parecidos?

Dicen los lectores de Gracielita que los hombres y las mujeres somos parecidos aunque pretendemos ocultarlo. Aunque yo hubiera votado por "diferentes pero complementarios" es posible que las masas hayan tenido razón esta vez. Quizá sea cierto que somos semejante, solo hay que saber darnos cuenta en qué.

Un ejemplo. Es universalmente sabido que los hombres no tienen objeciones en contra del sexo en la primera cita. De hecho no suelen tener objeciones en contra del sexo bajo ninguna circunstancia. Les parece que el sexo debiera darse más a menudo y hacen todo lo posible porque así sea. Recurren a cualquier estrategia con tal de salirse con la suya. De hecho, si pudieran brincarse el asunto de las atenciones iniciales serían más felices. No entienden porqué las mujeres son tan remilgosas al respecto y suelen tachar de mojigatas y pesadas a aquellas que resisten sus ataques, aunque suelen escoger de entre éstas a la afortunada con la que compartirán sus días.

Las mujeres tenemos exactamente la misma actitud: no tenemos objeción alguna en contra de la galantería en la primera cita. Tampoco la tenemos en contra de la galantería practicada bajo cualquier circunstancia y hacemos muchas cosas para alcanzar nuestro objetivo. Si pudiéramos obviar las cuestiones físicas y quedarnos únicamente con las gentilezas y la caballerosidad, lo haríamos. Con ellos nos unimos en la ignorancia: no tenemos idea porqué los hombres se niegan de forma tan reiterada a negarnos ese placer. También es cierto que preferimos, por sobre todos, a los hombres que no nos colman de atenciones. Siempre dirigimos nuestra mirada hacia aquellos que no se nos rinden aunque de los califiquemos de patanes y groseros.

Con la infidelidad pasa otro tanto. Las mujeres no entendemos esa manía masculina de andar acostándose con otras mujeres que no son la suya. Sin embargo, si nosotras pudiéramos estar con hombres que fueran amables, corteses, obsequiosos y considerados sin tener que acostarnos con ellos seguramente lo haríamos y nos parecería perfectamente comprensible. También presumiríamos con las amigas ese tipo de andanzas, nos jactaríamos entre nosotras de usarlos y olvidarlos sin más. Controlaríamos fácilmente nuestros remordimientos al recordar todo el placer obtenido y nuestros escrúpulos irían a menos.

Ahora, chicas, si una vez dada esta perspectiva se consideran estafadas por no hallar hombres que abran la puerta mientras que ellos sí encuentran mujeres que se suban la falda, piensen dos veces y díganme quién tiene la maldita culpa.

(Suspiro.)

Es cierto, somos muy parecidos. Para descubrirlo sólo basta entender que los hombres sienten satisfacción viendo pornografía, pero las mujeres la experimentan leyendo a Corín Tellado.

Tesina. La segunda entrega.

A decir verdad, no estoy muy convencida de este segundo capítulo. Todavía tengo algunas broncas con las gráficas y falta pulir algunas partes. Al menos las tablas lucen mejor e hice un esfuerzo por ser más clara. Lo envié ya a mi agente en Manchester, así que quizá lo tengamos en línea en unas 4 horas. Esperen el Update correspondiente. (No se azoten, no crean que lo exploto con un horario infame, tomen en cuenta que allá están en GTM a secas.)

Lo que en este momento me tiene realmente de cabeza es que ayer descubrí que los datos con los que cuento corresponden a una cosa bastante diferente de la que a mí me contaron. Y sí, debí asegurarme por mí misma, pero nunca me dieron acceso a la fuente primaria de la información. Esto cambia o anula varios puntos de mi argumentación económica y no sé cómo voy a componer eso. Por otra parte, a estas alturas del partido ya es tarde para cambiar de plan, así que no me queda más que terminar de analizar estos datos y golpear al culpable. Lo primero lo haré sin duda alguna, pero lo segundo no estoy tan segura. Prefiero pasarle esto por alto que volver a verlo.

Ahora que, si alguno de ustedes se siente solidario y se anima a ensuciarse un poco las manos, les puedo decir dónde encontrarlo.

Update: Para que no den la vuelta hasta los comentarios, píquenle aquí.

martes, octubre 23, 2007

Afuera llueve


Esta mañana me hicieron pensar en ti. No, mentira. Lo hice por mi cuenta y sin ayuda, como me ocurre a veces contigo. Dicen que la soledad es no tener a nadie a quién volver y hoy me alegra haber estado siempre tan sola de ti.

lunes, octubre 22, 2007

¿Quieren conquistar a un chico? Cocínenle.

Hoy puse en práctica esa estrategia. Créanme, no tiene pierde. Diego cayó rendondito, me llenó de besos y me cantó en francés.

Esta receta de mi madre hizo el milagro.

Pastel de naranja


½ kg harina cernida
400 gr. azúcar
½ kg. mantequilla
10 huevos
4 cucharaditas royal
3 naranjas (ralladura y jugo)

0.- Prende el horno y engrasa el molde
1.- Acrema la mantequilla, agrega el azúcar.
2.- Incorpora el harina poco a poco y las yemas una a una.
3.- Pon el jugo poco a poco y la ralladura
4.- Bate las claras a punto de turrón; incorpóralas a la pasta en forma envolvente. Vacía al molde.
5.- Hornea por media hora o hasta que se meta un palillo y salga limpio.

La receta no menciona la temperatura del horno (eso de que los hornos tengan termostato es más o menos reciente), pero hoy lo puse un poco abajo de 200°C y funcionó muy bien.

Suerte, chicas.
Provecho, caballeros.

domingo, octubre 21, 2007

Tesina. Por fin, la introducción.

Ya sé que dije que la introducción era para ayer sábado, pero creo que estas dos horas de retraso solo pueden ser graves para mí que me estoy desvelando.

Lamentablemente Google Docs no acepta archivos PDF en su plataforma, así que no pude subir mis avances a la red para que sean destrozados por todos. Sin embargo, envié mi archivo a tres de mis lectores que podrán dar fe a los demás de la veracidad de mis palabras. Si además me pueden ayudar a poner el documento en línea, se los agradeceré mucho.

Ahora a dormir, que me lo tengo merecido.

Update 1: Gracias a ciertas gerencias creativas ubicadas en tierras mancunianas y que cuentan con personal queretano, el archivo con la introducción ya está en línea. Píquenle acá.

Espero sus comentarios, en especial los que ayuden con el último punto de la sección 1.5. Gracias.

Update 2: Vamos a ponerle emoción al asunto: el capítulo con el arreglo inicial de los datos y su análisis exploratorio lo tendrán listo el martes, ¿va?

viernes, octubre 19, 2007

¿Test? No gracias, prefiero un cafest.

Hace un rato contesté el Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesota. Clasificar casi 600 enunciados como verdaderos o falsos puede ser un poco cansado, pero alguien tiene que hacerlo.

Noté cambios positivos en casi todas las áreas respecto a las que recuerdo fueron mis respuestas hace como tres años. Lo único que parece haber empeorado es mi concentración, qué cómo me hace falta en este momento.

miércoles, octubre 17, 2007

Caidas

Cuando eres pequeño y estás aprendiendo a caminar te caes muy a menudo. Las primeras veces lloras, más por la perplejidad que por el dolor. Nunca caes desde muy alto. Te acostumbras rápidamente y con el tiempo no te ocurre más. Luego, cuando niño, te caes por intentar subir a un árbol, por correr detrás de una pelota, por llegar a la base antes que nadie. Tus caidas tienen sentido. No lloras a menos que sea estrictamente necesario y miras tus rodillas raspadas con orgullo.

Después, cuando eres adolescente ya no te mueves tanto, pero sufres caidas de otro tipo. Amorosas principalmente. Y el proceso es muy similar: primero son cosas pequeñas que olvidas casi de inmediato mientras aprendes algunas habilidades básicas. Más tarde puedes sufrir grandes dolores si vas en pos de las grandes cosas que deseas. En el final de esa etapa se reconoce la misma inmovilidad, pero ahora de sentimientos. Ya no nos precipitamos, nos volvemos cautos y a veces hasta desconfiados. Pero nunca estamos a salvo.

Consideré todo esto ayer que me caí. Entre el desconcierto, la vergüenza y el dolor me quedé un buen rato tirada en el piso, sollozando apenas. En mi cabeza seguía escuchando el ruido que hicieron los platos al caer y me reproché mil veces haber jalado el mantel de la mesa en mi torpe intento por detenerme. No supe qué me hizo padecer más, si mi pobre cuerpo adolorido o que ya no estés aquí para consolarme por estas tonterías.

martes, octubre 16, 2007

Tesina. Día...

de que me corten la cabeza, porque seguro ya me pasé. Ni siquiera me atrevo a ver el calendario. No he avanzado nada, desde hace días estoy con las mismas 10 páginas.

En lo alto veo una guillotina brillando al sol.

P.D. Me fue bien en mi examen de francés y en mi entrevista de trabajo de hoy. Apúntenmelos como atenuantes, ¿no?

lunes, octubre 15, 2007

Valió la pena

El viernes, por una vez, llegué a tiempo al CCU. Qué digo a tiempo, con una hora de anticipación. El edificio del IIMAS donde (a veces) trabajo lleva 3 días con sólo electricidad de respaldo, como le dicen los vigilantes. Esto quiere decir que las computadoras funcionan pero las lámparas no. Eso a mí me valió sombrilla, mientras la máquina jalara yo no tenía problemas. Sin embargo, a eso de las 7 la luz natural casi había desaparecido. Caí en la cuenta que hacía un rato no veía a nadie por el laboratorio de cómputo y que el último en aparecerse por ahí fue un compañero al que, según mis amigas, le rompí el corazón el semestre pasado, que se pasó no sé cuánto tiempo mirándome desde la ventana sin que yo me diera cuenta. Si a eso le añadimos que ya he tenido que llamar a Auxilio UNAM en mi rescate porque los vigilantes cierran el edificio sin fijarse si alguien se quedó adentro entenderán porqué suspendí las labores propias de mi tesina (¡qué descaro el mío!) y me fui a la Sala Nezahualcóyotl temprano.

El concierto estaba programado para las 8:30 y yo ya había tomado asiento como 45 minutos antes. Me moría de sueño y le rogaba a todos los dioses que la espera valiera la pena. Yo sólo estaba allí por curiosa y necia, nada más. Hacía meses que había visto anunciado un concierto de armónica, me llamó la atención, hice la nota mental de ir y punto. El viernes fue de planes infructuosos y proyectos fallidos, así que me aferré a que al menos una cosa me saliera como lo había planeado. De lo contrario me hubiera ido temprano a casa, estaba rendida después de andar dando vueltas por toda Ciudad Universitaria.

No tenía idea qué clase de piezas iban a tocarse y tampoco presté atención al acompañamiento. Como les dije, solo presté atención a la parte que decía armónica. Mientras entraba a la sala consideré que podría tratarse de una orquesta tocando piezas clásicas a las que se les añadirían solos con dicho instrumento. Pero no, en el escenario había únicamente un piano y dos atriles. Faltaba más de media hora para que se resolviera el misterio.

Cuando vi a Toots Thielemans me di cuenta que le aceptaría cualquier cosa. Apenas pisó el escenario se guardó mi corazón en el bolsillo. Su andar era lento y un poco tambaleante. Se le calculan fácilmente más de 80 años. Sin embargo su sonrisa y sencillez eran inmensas. De lejos se notaba su alegría. La mirada expectante con que recorría la sala era igual a la de un niño entrando en una juguetería. La forma en que saludaba al público con la mano era una delicia.Lo último que se podría decir de él es que es un viejo. Sin embargo tuvo que apoyarse en Kenny Werner, el tecladista, para llegar a su lugar, mientras Óscar Castro-Neves, guitarra en mano, parecía darle ánimos. Fue penoso ver los esfuerzos que hizo para subir a la silla, demasiado alta, dispuesta para él. Después de un rato sus piernas quedaron colgando, sin apoyo alguno. Sin inmutarse sacó su armónica del bolsillo y comenzó a tocar encantadoramente. La imagen era perfecta, parecía un chiquillo sentado al borde de un río matando el tiempo en una tarde calurosa.

El trío improvisó jazz y tocó bossa nova, principalmente. Yo me sorprendí de hallarme tan complacida con géneros que rara vez disfruto y que nunca busco por mi cuenta. Lamento poder decir muy poco acerca de lo que escuché. Como dije, el tipo de música no me era muy familiar y fue la primera vez que escuché más de una pieza con armónica, así que me es difícil transmitir mis impresiones a otros. Sólo puedo decirles que nunca me había divertido tanto con los sabores de una improvisación. Las del viernes eran juguetonas, relajadas, completamente lúdicas. Nadie se preocupaba por el virtuosismo, pese a que se necesita mucho para lograr interpretaciones tan logradas. Thielemans hacía ligeras indicaciones para diltar la duración de algunas partes que le gustaban particularmente. Salvo eso, parecía que el ir y venir entre el piano y la armónica era natural, como fijo de antemano y al mismo tiempo tan flexible. La guitarra estaba francamente perdida las más de las veces porque el micrófono correspondiente tenía muy poco volumen.

Toda la primera parte estuve pensando si lo que escuchaba eran varias piezas o una sola con varios moviemientos, así de integrado era su estilo que nunca me pareció repetitivo o cansino. En la segunda parte tocaron algunas cosas que en su momento cantó Sinatra, "What a wonderful world" de Armstrong y la primera canción bossa nova que fue grabada hace casi 50 años. (Ese día no entendí el título, pero la red apunta hacia "Cega de Saudade". Sin embargo no he podido corroborar que su autor la haya traducido al inglés y ese es el único otro dato que tengo.)

La sala estaba abarrotada. Los boletos para los primeros pisos estaban agotados de hacía tiempo y en el último había gente sentada en las escaleras o de pie en los pasillos. El público respondía a las caras ocurrentes de Thielemans y guardaba un silencio inmediato ante sus palabras. Las ovaciones de pie no se hicieron esperar y, cosa rara, no me parecieron desproporcionadas.

Fue un concierto bastante bueno y largo. Eran las 10:30 cuando dejamos la sala y me tomó una hora larga llegar a casa. Estaba rendida, pero disfruté mucho desvelarme ese día.

domingo, octubre 14, 2007

Cinco días


Hace ya tres semanas que lo encontré. Era un domingo cualquiera en los que hacía otro de mis desesperados esfuerzos por llegar a tiempo al teatro. Salí a la calle y vi que algo se movía en la jardinera del antro que está junto a mi casa. Por un momento creí que era una rata o algo igual de desagradable. No, era un gatito. Blanco y muy pequeño se retorcía desesperado buscando algo que le fuera familiar. Lo admito, estuve de pie frente a él más de un minuto tratando de ignorarlo. Sabía perfectamente qué iba a pasar si no seguía corriendo en ese momento. Todo fue en vano. Me fui de vuelta a la casa a buscar una caja de zapatos y una toalla.

Mientras trataba de mantenerlo caliente caí en la cuenta de cómo el gatito había llegado a la jardinera. Hacía tiempo que la gata que ronda mi azotea andaba con una panza descomunal, señal inequívoca de su malhadada preñez. Seguramente había dado a luz la noche anterior en el techo del antro y en algún descuido el gatito había caido a la calle.

Pasé todo el domingo tratando de mantener caliente al gatito. Lo envolví en una toalla debajo de la cual puse una botella con agua caliente y tiras de papel periódico. Instalé su caja junto a mi cama no sin antes mostrárselo a José. Lo miró extrañado durante un rato, sin saber qué era eso que yo sostenía en la mano. Se diría que no se atrevía a olerlo. Cuando por fin lo hizo se alejó indiferente, pero pasó toda la semana durmiendo en la sala. No sé si ya me perdonó por todo esto.

Me inquietaba mucho la forma en que el gatito se movía, desesperado. No paraba ni un segundo y tampoco dejaba de chillar. Después de acariciarlo lo bastante me convencí que no tenía nada roto. Era más o menos razonable, con apenas un día en el mundo el gatito todavía era de hule. También era un alivio que se contorsionara tanto, no hubiera podido hacerlo de sentirse demasiado mal.

Lamentablemente mis primeros esfuerzos por alimentarlo fueron infructuosos. Lo intenté primero con una jeringa, luego con la punta de mis dedos. Después de un rato fui poniéndome gotas de leche en la palma de la mano por donde el gatito se acercaba. Si se tomó dos fueron demasiadas. Huelga decir que acabé toda embarrada.

El lunes me fue mejor con un gotero y leche casi caliente, pero seguía demasiado inquieto. Sólo se tranquilizaba si lo cargaba o lo dejaba sobre mis piernas. Para la noche ya succionaba leche por sí solo y dormía a ratos. El martes le conseguí casa. Aunque tenía que cuidarlo hasta el fin de semana todo pintaba muy bien.

El miércoles me afané porque comiera bastante por la mañana ya que estaría fuera todo el día. Lo tapé muy bien y reforcé las paredes de su caja, de por sí altas, para que no se saliera de ella. Me fui creyendo que no habría ningún problema. Sabía que al regresar iba a encontrarlo hambriento, pero no pasaría de ahí. Mentira.

Cuando llegué a casa calenté su leche antes de subir. No me extrañó no escucharlo llorar, el pobre ya estaría cansado de llamarme sin éxito todo el día. El corazón se me fue al piso cuando vi su caja vacía. Empecé a buscarlo y lo hallé debajo de mi cama, frío, tembloroso pero aún con vida. Imposible saber cuánto tiempo llevaba en el suelo, helado. Lo envolví en su toalla, le lavé la boca que tenía llena de pelusa y traté de reanimarlo. Sólo parecía reaccionar a mi aliento, así que lo envolví bien y lo llené de vaho. Después de un rato le puse leche en la punta de la nariz e hizo un ligero intento por sorberla. Cuando lo vi un poco mejor le acerqué el gotero y parecío aceptalo pero no pudo succionar por sí mismo. Cada que habría la boca le dejaba caer una gota de leche dentro y poco a poco fue entrando en calor. Le arreglé una caja nueva, más alta que la anterior y me propuse mantenerlo caliente. Debo haberme despertado unas cinco veces esa noche para revisar que estuviera bien y darle de comer.

A la mañana siguiente seguía conmigo. Recordé un cuento de Benedetti y me fui a clase de francés un poco más tranquila. Todo fue en vano. Al volver lo encontré completamente quieto, respirando apenas. Lo sostuve en mis manos alrededor de media hora hasta que me convencí que estaba muerto. Después lloré a mares.

No sé que vi ese día en clase de italiano.

martes, octubre 09, 2007

Valérie

Si hay algo que no vale la pena es un hombre que no pueda hacer el amor en completa obscuridad.

jueves, octubre 04, 2007

Chamba

Estoy consiguiendo trabajo. Lamentablemente no solo se vive de reflexión y buenos momentos. Mientras sigo con los idiomas y la tesina (prometo más detalles pronto) reviso mis supuestos, contacto a los amigos, busco opciones de todo tipo. Abriré tantas puertas como me sea posible; en este momento estoy dispuesta a aceptar casi cualquier cosa.

Eso sí, después de haberme pasado meses saboreando la muy real posibilidad de vivir en Barcelona, lo último que quiero es encerrarme en una oficina 8 horas al día.

lunes, octubre 01, 2007

De volada

No puedo escribir, hay varias cosas que decir y no sé cómo ni dónde empezar. Tampoco es este el momento más oportuno para hacerl, mañana no me voy a despertar a tiempo para irme a clase. En todo caso debería estar desvelándome haciendo la tesina o consiguiendo trabajo.

Sólo les adelanto que cada día estoy más convencida que no conseguir lo que deseas puede ser un gran golpe de suerte.

Gracias a todos.
Un beso.